viernes, 2 de noviembre de 2012

El Perro del Hortelano abandonó su huelga de hambre por una perrita llamada Marisa


Ante la mirada incrédula de los transeúntes de la Gran Vía madrileña, un grupo de artificieros de la Policía Nacional ha establecido un dispositivo de seguridad de 50 metros para extraer con cuidado lo que parecía ser un objeto explosivo pero que a la postre ha resultado ser el diario personal del dramaturgo Lope de Vega, autor de muchas de las obras más importantes del Siglo de Oro español entre las que destacan Fuenteovejuna, El Caballero de Olmedo o El Perro del Hortelano.

En el diario, el propio Lope de Vega desvela uno de los misterios que han dejado sin dormir a millones de españoles durante más de 4 siglos: ¿Por qué el Perro del Hortelano no come ni deja comer? Según ha podido saber Ser & Endipia, en la página cinco del diario del dramaturgo, éste reflexiona sobre un perro llamado Pulgas que conoció durante un viaje por Toledo y que, según los expertos, puede ser la clave para desenmarañar todo este asunto de una vez por todas.

Como se puede leer en esa página y en las posteriores, el can, "de aspecto callejero, raído y sucio como una bota del infierno" perseguía a los visitantes con insistencia hasta que éstos le lanzaban un mendrugo de pan para que los dejara tranquilos. Sin embargo, Lope de Vega observó que Pulgas nunca comía nada y que todo lo que conseguía lo amontonaba en un rincón de la calle, junto a la casa de su dueño Francisco, un hortelano famoso por mantener alejados de su propiedad a los curiosos de la época al grito de "Si te acercas te reviento".

Posteriormente el escritor, haciendo gala del famoso don que le permitía comunicarse con los animales (y que siglos después inspirara la divertida saga de películas del Dr. Dolittle protagonizada por Eddie Murphy) preguntó al can por qué perseguía a los visitantes para conseguir comida y luego nunca comía, a lo que éste respondió, en un castellano perfecto, que "hace años había conocido una perrita pelirroja llamada Marisa con la que planeaba tener cachorros hasta que un día me dijo que salía a por tabaco y nunca volvió. Desde entonces he estado en huelga de hambre y guardo toda esta comida para cuando vuelva".

En ese momento, Lope de Vega tuvo un dejà vû y recordó algo que su subconsciente había encerrado por motivos de salud mental: en la bifurcación de Toledo había visto una perra de cabellos rojizos fumando. ¡Yo he visto una perra fumando y te puedo llevar con ella ahora mismo! Sólo te pido los derechos de autor de una obrilla que tengo entre manos... 

El can, ilusionado, puso su pezuña en el contrato, preparó un hatillo con todo el pan que había recogido y emprendió viaje junto a Lope de Vega en busca de su amor perruno, con el que se reencontró un día después, en medio de una carretera solitaria.

La narración de los hechos acaba varias páginas después. "Allí se reencontraron. Fue muy bonito. Pulgas abandonó su huelga de hambre y Marisa le explicó que al principio se enganchó al Póker, pero que luego se lió, se lió y que no volvió, básicamente, por pereza".

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Bluehost Review